Un dia en la Campa de Santiago.

     En un día más propio de otoño que de verano, partimos a Colinas
del Campo De Martin Moro Toledano Toño, Tito, Jazz y yo.
     En un principio teníamos previsto irnos a la zona de Ancares, pero con el día bastante cubierto de nubes decidimos ir a unos de los parajes más bonitos del Bierzo.
    Ya en Colinas la intención de la ruta es una, para después realizar otra.

 















    Caminamos por la localidad de Colinas, cruzamos el arco y a continuación dejamos el puente a la izquierda. para salir por parte derecha del pueblo camino de la ruta de la Campa de Santiago.
    Nuestro objetivo es llegar hasta el nacimiento del rió Boeza, para desde allí coger el camino para ascender a la cima del Catoute, a 2117m.






 





    El camino es fácil de andar, se recorre cómodamente por unos parajes que como se puede observar en las fotos es precioso.

         En el discurrir de la senda, en los únicos tramos que hay que tener cuidado es a la hora de atravesar el rió. Hay zonas que lo puedes hacer por los puentes de madera y en otras a salto de piedra.

    Vamos ascendiendo lentamente hacia la Campa, por sitios curiosos como los múltiples túneles arbolados que hay en el recorrido.

    En algo más de dos horas estamos en el principio de esta enorme campa de origen glaciar.

     En la entrada tenemos la ermita levantada en honor a Santiago, que según cuenta la leyenda fue debido a la batalla que hubo en esta Campa, entre el Rey de León, Ramiro II sobre las tropas de Almazor comandadas por el caudillo árabe Martín Moro. La realidad es que esta ermita es anterior al siglo X.
 

    Avanzamos por el medio de la campa hacia el final donde se supone que por ladera de la derecha tenemos que coger el camino que nos llevara al Catoute.

    Aquí el que campa a sus anchas es el ganado, tanto vacas y caballos. Hasta algún toro hay por aqui. Habra algo mas de un centenar

Llegamos hasta el refugio que esta al final de la Campa. Entramos y fisgamos en el interior, tiene un camping-gas, varias cazuelas, aceite, varias bolsas de macarrones, botes de café y demás utensilios. En la parte de arriba tiene varios colchones.
    Después de descansar abandonamos el refugio que pertenece a la pedania de Fasgar, en busca del camino.

    En busca del camino nos llueve a ratos, buscamos el dichoso camino por varios sitios, cruzamos el arroyo y subimos por medio de las escobas montaña arriba. Las escobas están mojadas, aparte de la que esta cayendo y de lo que cayo durante la noche y el día anterior. Estamos empados y así y todo volvemos a bajar y después vuelta a intentarlo otra vez, hasta cuatro.

                                  Como veis en la foto un brezo más alto que
                              nosotros.

     Llegamos otra vez al refugio, estamos calados hasta los huesos, así que enseguida preparamos un fuego para calentarnos y sacar las zapatillas.
    Tenemos hambre y me voy con una pota a buscar agua. El cheff Tito va a preparar unos macarrones que cogemos de la despensa del refugio.
    Comemos y alrededor del fuego tomamos un café esperando que pare de llover.

    Salimos de la choza, levamos más de hora y media esperando a que pare de llover. En poco rato el cielo se ha abierto y las nubes se han dispersado por el momento, ya que un rato después nos volverá a llover de nuevo.

   
    Nos volvemos al principio de esta gigantesca campa, para volver donde la ermita y tomar la ruta a Fasgar. Caminamos hasta el collado de Ocidiello. Y desde alli un poco más arriba hasta los 1830 mts. donde  damos la vuelta para volver a Colinas.

    Transitamos entre los limites de las Omañas y el Bierzo para llegar en una hora por tercera vez a la ermita. Es un paseo rico en paisaje con mucha vegetación, sobre todo abedules.

   
     En hora y media tardamos desde la ermita al pueblo, ahora caminamos deprisa. La mayoría del recorrido va en descenso y ya no nos entretenemos tirando fotos.
    Son las ocho de la tarde cuando llegamos al comienzo de la ruta, hacemos una visita por este bonito pueblo y como es buena hora nos vamos a beber unas estupendas cervezas, acompañadas con un buen pincho.